
Washington mantiene en su arsenal la única arma del planeta capaz de penetrar profundamente el subsuelo y destruir los búnkeres donde Irán protege su programa nuclear.
Mientras crece la tensión en Medio Oriente por el avance del programa nuclear iraní, una realidad inquietante se mantiene constante: sólo Estados Unidos cuenta con el armamento necesario para destruir las fortificadas instalaciones subterráneas de Irán, diseñadas precisamente para resistir ataques aéreos convencionales.
La clave de este poder está en la llamada Massive Ordnance Penetrator (MOP), una bomba diseñada para perforar estructuras profundamente enterradas, incluso a más de 60 metros bajo tierra y detrás de toneladas de concreto reforzado. Esta superarma, de más de 13 toneladas de peso, es considerada por expertos militares como la única capaz de inutilizar sitios como Fordow, la planta de enriquecimiento nuclear iraní construida en una montaña.
Aunque Israel ha reiterado en diversas ocasiones su disposición para actuar unilateralmente contra Irán si se ve amenazado, sus capacidades militares actuales no podrían penetrar estas instalaciones altamente protegidas, lo que lo obligaría a depender del respaldo estadounidense en caso de una ofensiva total.
“La MOP no tiene igual en el mundo. Ni los aliados más cercanos de EE.UU. tienen acceso a esta tecnología”, asegura un analista de defensa del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), subrayando que su despliegue requeriría aviones especiales como el B-2 Spirit, también exclusivos del arsenal estadounidense.
En este contexto, Irán ha reforzado la profundidad y el blindaje de sus centros nucleares, y en respuesta, Washington ha insistido en que todas las opciones están sobre la mesa para evitar que Teherán se convierta en una potencia nuclear.
La existencia y disponibilidad de esta bomba subterránea coloca a Estados Unidos en una posición única de disuasión o intervención militar, en un escenario donde las decisiones diplomáticas, estratégicas y geopolíticas se entrelazan con un poder destructivo sin precedentes.