Editorial : Roberto Fulcar: un faro educativo para el Caribe desde Puerto Rico.

Cuando un educador emerge más allá de su país natal, convirtiéndose en voz de cambio para toda una región, es imperativo detenerse, escuchar y valorar. Roberto Fulcar lo hizo recientemente en San Juan, Puerto Rico, durante su conferencia magistral “Liderazgo Comunitario y Educación Democrática frente a la Pobreza en el Caribe” organizada por el Instituto Social y Económico Comunitario (INSEC), un evento que no solo reafirmó su autoridad en temas educativos, sino que encendió esperanzas en diversas comunidades del Caribe. 

Fue más que una simple exposición de ideas; fue una llamada de responsabilidad compartida. En su discurso, Fulcar identificó con lucidez la educación de calidad como el pilar estructural más profundo de cualquier lucha contra la pobreza. Al afirmar que “sin educación de calidad universal, nuestra región seguirá presa en los barrotes invisibles de la pobreza”, no habló solo como exministro, sino como hombre comprometido con la equidad y la dignidad humana. 

El evento atrajo a líderes comunitarios, representantes políticos, empresarios y actores de la sociedad civil —una convocatoria diversa que habla del respeto y de la credibilidad que Fulcar ha construido. No es menor que los presentes vieran en él no solo un expositor, sino un referente que combina conocimientos técnicos, sensibilidad social y visión ética. 

Entre sus propuestas más valoradas, destaca la transformación curricular: preparar a la juventud en ciencias, matemáticas, competencias digitales, emprendimiento y sostenibilidad ambiental. Propuso también que la educación vaya más allá de la transmisión de datos, entendida como motor de movilidad social, como generadora de oportunidades reales. También defendió el liderazgo comunitario trascendente: aquel que actúa sin barreras partidistas, con responsabilidad moral y visión de largo plazo. 

Estas ideas, novedosas pero también urgentes, han sido recogidas con entusiasmo por los medios puertorriqueños que cubrieron el evento, destacando la pertinencia regional del mensaje de Fulcar, especialmente en contextos donde la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso educativo son retos diarios. Como dominicanos debemos sentir orgullo de que en ese evento Fulcar fue honrado con ovaciones y reconocimiento. 

Para Fulcar, esta intervención en Puerto Rico no es un episodio aislado. Es la continuación de una trayectoria que ha buscado transformar la educación dominicana a través de programas integrales como Educación para Vivir Mejor, cátedras ciudadanas, promoción de la lectura, digitalización educativa y la inclusión de valores y pensamiento crítico como componentes centrales. Su discurso en Puerto Rico fue un espejo de esa labor, y una proyección: una invitación a que esa transformación trascienda fronteras geográficas. 

En un momento del Caribe en que la educación se debate no solo como derecho, sino como herramienta de supervivencia y progreso, la figura de Roberto Fulcar se consolida como de esas necesarias. No bastan la retórica ni los modelos teóricos: el Caribe reclama acción, liderazgo consistente, políticas educativas audaces. Y Fulcar ofrece eso: visión ética, conocimiento profundo, conexión con lo humano. Es justo reconocerlo, y es urgente replicarlo.

Este editorial de Poder Político valora la comentada y  brillante participación de Roberto Fulcar en Puerto Rico 

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