Narrativas en disputa: entre puestos públicos y aspiraciones

Por: Leonardo Gil

La carrera por la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM) ya está en marcha, a pesar de que las elecciones internas están previstas para 2027. En la antesala del 2028, la contienda no solo enfrenta nombres, sino también narrativas que buscan conectar con un electorado cada vez más exigente. Algunos aspirantes ya se perfilan como favoritos, otros representan corrientes de opinión internas, y varios más aportan diversidad simbólica, aunque con escasas posibilidades reales de competir. Hoy estaremos analizando las narrativas de David, Raquel y Carolina.

David Collado

El actual ministro de Turismo es el aspirante con mayor respaldo en las encuestas, tanto dentro como fuera del PRM. Su narrativa está anclada en mostrar la eficiencia, modernidad y gestión exitosa, proyectándose como el rostro de un país que quiere crecer en turismo y economía globalizada, su paso por Turismo le ha dado proyección internacional.  Sin embargo, carece de una estructura política interna sólida. Su perfil tecnocrático, cercano a lo empresarial, lo hace ver distante de las bases tradicionales del PRM.  Pero como una opinión en una encuesta no es un voto, su gran reto es convertir esa popularidad en maquinaria partidaria y en votos.

Para ello desde luego, deberá definir -también-  su visión personal sobre los problemas generales del Estado y del pueblo dominicano. En 2028 será elegido un presidente que sea capaz de reproducir y mejorar la obra de gobierno de Luis Abinader. En general, la gente se inclinará por un posible “Buen Presidente”, aun y cuando no sea un “Excelente Ministro de Turismo”.

Carolina Mejía

La alcaldesa del Distrito Nacional es hija del expresidente Hipólito Mejía y representa la continuidad con equilibrio y cercanía, con un estilo conciliador y sin confrontación. Su narrativa está marcada por el capital simbólico familiar y la experiencia de una buena  gestión. Tiene arraigo interno, reconocimiento por su sólida labor en el mas importante municipio del país y capital político heredado del “hipolitismo”. Pero su proyección nacional es todavía limitada y no ha mostrado una estrategia clara para saltar de la alcaldía a la candidatura presidencial.

Carolina aparece como una aspirante sólida en el tablero interno, aunque aún no ha encendido del todo la maquinaria nacional. Su esfuerzo futuro deberá concentrarse en mostrar su eficiencia en los 48,000 km cuadrados de la nación, incluidos los 92 km cuadrados de su Capital.

Raquel Peña

La vicepresidente encarna la institucionalidad, estabilidad y lealtad al Presidente. Su perfil sobrio y sin escándalos la proyecta como una figura de consenso para quienes apuestan por la continuidad. Tiene una Imagen limpia y seria, reconocida por su rol durante la pandemia y cercana al Ejecutivo. El problema es que su fuerza política depende casi por completo de Luis Abinader. Carece de base propia y no conecta con emotividad con las bases partidarias.  Raquel Peña es la candidata del oficialismo, pero su futuro depende directamente de cuánto capital político le transfiera el presidente.

Sin embargo, en este proceso la gran incógnita es el peso real del Presidente en la selección. El desenlace dependerá de dos factores: primero, la posición de Abinader como árbitro del proceso y segundo, el método de selección interna. Si se mantiene neutral, Collado arranca con ventaja. Si apoya a Raquel, el oficialismo podría inclinar la balanza. Y en cualquier escenario, Carolina aparece como la carta de equilibrio interno.

Visto estos tres casos, debo precisar que el mecanismo de selección será clave: si es con primarias abiertas favorecería a David por su popularidad; pero si es por simple “consenso interno”, beneficiaría a Raquel como candidata de la continuidad; en cambio, si fuese por alianzas de corrientes: pondrían en juego al hipolitismo con Carolina.

Lo cierto es que el PRM ya vive una campaña adelantada, donde las narrativas no solo cuentan, sino que definen quién logrará convertirse en el rostro oficialista de 2028. Ya lo veremos cuando en la próxima entrega analicemos los restantes aspirantes a la candidatura del mayor partido político de RD.

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