
El presidente Joe Biden alteró parcialmente una de las relaciones estratégicas más importantes del mundo.
Sucedió esta semana en una entrevista televisiva, cuando a la pregunta sobre qué pasaría si Israel siguiera adelante con una invasión planificada de Rafah, Biden respondió: “Yo no voy a suministrar las armas”.
Los envíos de armas son la base de la alianza entre Estados Unidos e Israel, así que por primera vez en cuatro décadas apareció una grieta diplomática.
Biden ha estado bajo presión sostenida en su país y en el extranjero para ayudar a evitar el aumento de víctimas civiles y el empeoramiento de la crisis humanitaria en Gaza.
Finalmente cruzó el umbral de retener envíos de armas a Israel, el aliado estratégico más cercano de Estados Unidos en la región, una medida no vista desde la presidencia de Ronald Reagan en los años 80.
