
Los líderes de la OTAN han diseñado durante su cumbre en Washington una estrategia “a prueba de Trump» para seguir ayudando a Ucrania y proteger a la propia institución ante el posible retorno del expresidente a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre.
Aunque Trump no estaba en el centro de convenciones donde se celebra la cumbre, su sombra planeó sobre el encuentro, con los mandatarios diseñando estrategias para que la Alianza esté preparada ante la posibilidad de que el país más rico y con más poder en la organización vuelva a estar liderado por un escéptico.
En concreto, los líderes aprovecharon para poner los principales elementos de la ayuda a Ucrania bajo el paraguas de la OTAN y desvincularlos un poco de Washington, que aporta el grueso de los recursos.