En el pequeño pueblo sirio de Burj Islam, a unos 25 kilómetros de la ciudad mediterránea de Latakia, el depuesto presidente Bachar al Asad construyó uno de sus palacios costeros. Tras su derrocamiento, estos edificios son ahora espacios abiertos al público que los sirios llaman “el paraíso de un criminal”. Ibrahim al Ali, 35 años, […]
Continue leyendo