Por: Oscar López Reyes Al prolongarse demasiado el acto, un individuo mal vestido -con los bigotes más pequeños y gruesos que el cómico inglés Charles Chaplin- comenzó a bostezar y a roncar desde una silla que, para sentarse en ella, le desprendió el letrero que decía: “reservada”. Como el ronquido se oía mucho más que […]
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