El presidente Donald Trump ha encendido nuevamente las alarmas del comercio internacional al anunciar un nuevo régimen de aranceles que afectará a casi todos los países del mundo. A partir del 7 de agosto, Estados Unidos aplicará un arancel general del 10 % a las importaciones de países con superávit comercial frente al país norteamericano, y un 15 % a las procedentes de aproximadamente 40 naciones con déficit comercial. Algunos países, como Brasil, podrían enfrentar gravámenes de hasta el 50 %.
Esta medida sin precedentes ha generado inquietud entre expertos y observadores internacionales, quienes advierten que la política podría tener consecuencias económicas similares a las vividas en la década de 1930, cuando las barreras comerciales agudizaron la crisis económica global. La decisión también se percibe como un golpe directo a los principios del libre comercio y podría abrir la puerta a una nueva oleada de represalias comerciales.
El gobierno estadounidense justifica la medida como una estrategia para equilibrar la balanza comercial y proteger la industria local, pero diversos sectores alertan sobre su potencial para encarecer productos y complicar las relaciones económicas con países aliados y socios estratégicos. La reacción internacional no se ha hecho esperar, y se anticipan tensiones en los próximos días.